A Flavia Cortez todavía se le caen las lágrimas cuando recuerda el día en que les dijo a sus padres que se había recibido en la universidad. El relato de los eternos viajes en colectivo para estudiar. La pasión heredada de su papá. Y un fuerte
El sacrificio y el sueño cumplido de la única farmacéutica de Ullum, que hoy asiste a sus vecinos con su propia empresa
