Después de 11 años trabajando en una estancia, lo despidieron. Pero más allá de la pérdida laboral, lo que hizo que las lágrimas le brotaran fue ver a su perro, su compañero inseparable, siguiéndolo sin comprender que esa caminata no era como
Conmoción por Víctor, el peón rural que fue despedido tras 11 años de trabajo: “Veo a este perro y no aguanto”
